La producción editorial en España es inabarcable: miles de novedades de ficción y no ficción que se desparraman a un buen ritmo por las estanterías de las librerías y grandes superficies, y que se renuevan periódicamente sin solución de continuidad. Esta obsesión por lo último, por la rabiosa actualidad, puede hacer, es verdad, que los lectores estén al día, pero también puede repercutir negativamente en la calidad de lo que se lee. Por eso, es bueno a veces echar el freno y prestar más atención a las grandes obras de la literatura ya consagradas que han conseguido altas cotas de calidad, y que siguen alimentando el espíritu de los que buscan en la literatura algo más que un mero entretenimiento.

Este es el sentido del libro de Miguel Castellví (Barcelona, 1947), periodista y escritor que, en palabras de Cristina López Schlichting, autora del prólogo, es antes que nada un lector apasionado y experimentado. Siete grandes autores. Un viaje literario por la modernidad es el homenaje personal de Castellví a unos escritores a los que ha leído intensamente y que, hoy día, son ya clásicos contemporáneos que merece la pena leer y releer.

En el libro hay semblanzas muy interesantes sobre, entre otros, Evelyn Waugh, Graham Greene y Solzhenitsyn. De Waugh, destaca el autor cómo fue capaz de aportar novedades al género de la novela costumbrista, incorporando un sentido espiritual que resulta especialmente atractivo en el caso de su novela más celebrada, Retorno a Brideshead. Sobre Graham Greene, además de destacar las principales obras de su larga trayectoria –como El poder y la gloria, una de las más valoradas–, reflexiona sobre la etiqueta de “escritor católico” que ha acompañado al autor, porque abordaba cuestiones relacionadas con las consecuencias del mal y del pecado; etiqueta que Greene consideraba detestable. Solzhenitsyn es, para Castellví, un autor fundamental en la literatura del siglo XX, ya que deja en sus obras profundas reflexiones sobre la condición humana y muestra de manera detallada “el horror bolchevique”.

Otros textos de este libro tienen una estructura y un estilo distintos. Por ejemplo, en el capítulo dedicado a Claudio Magris, autor de El Danubio, el autor reproduce dos entrevistas que le hizo en las que destaca la agudeza de las preguntas y la profundidad de las respuestas, que van al fondo de la literatura de este autor. También intentó entrevistar al resbaladizo Joseph Brodsky, escritor ruso expulsado de la URSS y emigrado en Estados Unidos que comparte con Castellví la pasión por la ciudad de Venecia, a la que aquel dedicó uno de sus mejores libros, Marca de agua.

En el caso de Borís Pasternak, del que se destaca especialmente su novela El doctor Zhivago, se reproduce parte de la interesantísima correspondencia que mantuvo Pasternak con su prima Olga Freidemberg, donde los dos reflexionan de manera ciertamente profunda e interesante sobre el sentido de esta novela, que provocó una tormenta en todo el mundo. De Tomasi di Lampedusa, el autor de El Gatopardo, recuerda Castellví la importancia de sus casas y palacios para el desarrollo de su literatura.

Como escribe en el prólogo, en sintonía además con la carta que escribió el papa Francisco sobre el valor de la literatura, estos autores son “creadores que han sido capaces de cortar las capas que recubren el corazón del hombre y darnos algo de luz sobre lo más hondo de nuestra conciencia”. Está claro que los siete escritores elegidos en este animante libro son parte de la columna vertebral de una cultura de calidad, y que sus obras son ya indispensables retratos de las complejidades que padece el hombre y la mujer contemporáneos.

Adolfo Torrecilla
Aceprensa. (11/03/2025)